martes, 17 de octubre de 2017

REFLEXIONES LITERARIAS POST CAFÉ EN LA CASA DEL ELEFANTE FELIZ...

Ok... Creo que me estoy trastornando un poquito... O por lo menos eso piensan mis padres, con quienes comparto techo. La verdad es que yo no tendría porque avalar esa idea que de mí tienen las personas que me dieron la vida, no puedo ponerme en su lugar porque no tengo hijos y no sé si me anime a tenerlos algún día. 

En resumen, mis padres creen que estoy loca porque no hago más que leer y escribir (Sí, algo de inspiración ha llegado a mí estos días). Me cuesta hacerles entender que si vemos el 100% de lo que leo, el 10% es por mero placer y el 90% son libros, capítulos de libros, ensayos o textos críticos que me dan en la universidad. Lo de escribir es por añadidura y me relaja.

No sé. Hay poca empatía con mi post grado. Desde el inicio no hubo empatía con mi decisión de volver a estudiar. Pero bueno. Nada es perfecto en la vida de nadie.

Ayer sopesé la cantidad de texto a leer, decidí dejar de lado uno que me parece tedioso. Hasta hablar de él lo es. Es un ensayo que un uruguayo de apellido Rodó dedicó a toda la juventud de América. Parece un terrón de azúcar, hostigoso, empalagoso. A prueba de diabéticos literarios. Tiene un preciosismo exagerado. Me importa un cuerno reprobar por participación en clase en el ramo que me exige esa lectura, hay otras cosas más interesantes con las cuales cumplir... Como "El laberinto de la soledad" de Octavio Paz. Expondré (nuevamente) sobre ese libro el 4 de noviembre, pero mi energía para prepararla no es la misma que tenía cuando trabajaba en la de biopolítica... Foucault me la arrebató. 

En la mañana me fui a leer en la cafetería de la casa del elefante feliz (aunque suene increíble me concentro en ese lugar, además de ser mi espacio favorito para escribir), de repente me dio por ver el facebook y noté que Fuguet viene a mi ciudad, una librería local lo trae y para anunciarlo publicó una nota de La Tercera en donde habla acerca de eso... Los espacios para escribir, la forma de hacerlo narrando cada cosa. En sí dio una breve pincelada respecto a su último libro "VHS (Unas memorias)"... Aún no sé si lo compraré, he adquirido muchos de sus libros y aún no los he tomado en cuenta. Salvo "Tinta roja"... Pedazo de libro sobre periodistas (los cuales me gustan mucho). 

Yo coincido con la nota cuando habla acerca de los ritos que Fuguet tiene como escritor, sin ellos no hay forma de seguir un patrón camaleónico. Como en el periodismo, la escritura es un espectro de la vida en que sabes como comienzas, pero no sabes en qué terminará... O, inclusive, no sabes si llegará el día de mañana... He ahí el encanto. Este hombre realiza el proceso y término de sus novelas y libros en diferentes lugares. No tiene un espacio estático. Me gustaría eso, pero por ahora sólo tengo la mesita de siempre en esa casa de ese elefante feliz ¿Para qué hacerla como Isabel Allende (mi ídola literaria de la adolescencia)? Que se encierra cada 8 de enero para dar inicio a una nueva novela, siento que eso es forzado. Yo no me fuerzo, creo que por eso paso tanto tiempo en sequía creativa. Yo no tengo una rutina (odio la rutina), no tengo una disciplina (también odio eso).

Yo quería ir a ver a Fuguet exclusivamente para que me firmara el libro: "Mi cuerpo es una celda", otro de sus libros que me ha gustado, pero no podré ir. Recuerdo que lo leí en cuatro días, siempre de noche. Desde entonces también me gusta Andrés Caicedo, escritor en el que se basa dicha obra. 

Bueno, regresaré a mi lectura de "El laberinto de la soledad"... Llevo muy pocas páginas, tengo casi dos semanas y media para preparar esa presentación ¡Que los dioses del Olimpo me ayuden!

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